jueves, 22 de octubre de 2009

La Razón y el sentimiento


Lo dicen, con valoración positiva y acompañando al nombre de su equipo, los hinchas: Los Indios de Moreno es un sentimiento.

El calificativo, desde diversos sectores y con un significado a veces hasta opuesto, se cuela también en la política: el peronismo es un sentimiento.

Si el autor de la frase es alguien cuya simpatía se orienta hacia el movimiento creado por el general Perón el dicho tendrá un significado que se asemejará al del entusiasta futbolero. Desde la vereda opuesta- y aún desde una supuesta objetividad- la carga del vocablo se acentúa en lo negativo. La falta de rigor ideológico y la carencia de una solida construcción intelectual que lo respalde será para estos críticos la limitación que arrinconará al justicialismo al justicialismo en el borde, casi, de lo irracional.

Se queda corto, desde luego, el compañero que refugia en la definición emocional. Esta errado, naturalmente, quien al leer desde el prejuicio lo racional en un movimiento que desde 1945 viene proporcionando hachos e ideas. ¿Por qué no intentar, entonces, otro abordaje más comprensivo? ¿Por qué no arriesgar una alternativa menos excluyente?.

Hay una posibilidad que nos entusiasma y por eso, sin falsas modestias la decimos: el peronismo es “inteligente y sentimental”. Y más aun “es todo pasión, porque es inteligente”.

Conviene a esta altura del análisis- y antes de que el no peronista ofuscado abandone la lectura- detenerse en más de una explicación. “Vaya y pase- nos diría el “opositor”- sostener que es “inteligente y sentimental”. Aunque no compartamos esa valoración puede entenderse desde el razonamiento, pero decir que – ‘es todo pasión porque es inteligente’ forma parte del fanatismo irracional”.

Compartimos – y nos apuramos a aclararlo – la prevención del “oposito”. Pero agregamos, además, un dato que habíamos retaceado.

No fuimos nosotros, ni en referencia al peronismo, los que inventamos eso tan atractivo de que “es todo pasión, porque es inteligente”. Quién lo escribióen una nota publicada por la revista Megáfono allá por agosto de 1933 (aunque el original francés es de 1931) era un reciente visitante de la señora Victoria Ocampo y lo decía con referencia a Jorge Luis Borges.

Dejado atrás el exabrupto de Drieu La Rochelle – alguien que por otra parte desembocaría en el suicidio – se nos ocurre imprescindible que la razón y el sentimiento lejos de oponerse tienen como meta la complementación . Gilbert Chesterton, el notable católico inglés, lo reafirmó en uno de sus cuentos del padre Brown al sostener que “es de mala teología no agotar los caminos de la razón”.

Volviendo al caso puntual del peronismo es apropiado recordar también en el siglo pasado alguien sugirió en la Argentina “siento, luego existo, es un aforismo más apropiado que el cartesiano”. Y no es casual, nos parece, que quien estampara esa preferencia por la emoción fuera uno de los intelectuales más importantes de la historia argentina y quizá quien más demostró la racionalidad del peronismo al investigar la trama oculta de la política británica en el Río de la Plata y las trapisondas que se escondían tras los balances de los ferrocarriles ingleses. Fue el maestro Raúl Scalabrini Ortiz, claro quién en vida y obra aunó ambos elementos.

Pablo José Hernández

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