martes, 5 de enero de 2010

POESÍA Y CANCIÓN EN LA CULTURA POPULAR:
               Cantar el corazón a todas partes 


Existe evidentemente una distancia diferenciadora entre la poesía como expresión profunda del contenido de la palabra y la música, es decir la forma que a veces recubren las líricas y las palabras para transformarlas y hacerlas canción.

Esta distancia entre poesía y música es la misma diferencia que existe entre el contenido y las formas de todas las cosas, es decir que no siempre se trata de una distancia irrecorrible sino todo lo contrario, se trata de una diferencia que trasunta complementariedad absoluta, como la relación entre las almas y los cuerpos, como la semilla y la de su fruto; pura colaboración entre contenidos y formas, sean éstas concretas o abstractas.

Algunas preguntas y también certezas se nos ocurren al reflexionar sobre la relación entre la poesía y la música, entre las líricas y letras y la canción propiamente dicha.

En principio, tres interrogantes:

  1. ¿Toda poesía puede tranformarse en canción?
  2. ¿Toda canción en si misma contiene en sus letras poesías?
Y finalmente en relación a la producción y el destino de las obras, ¿para qué y quiénes se escribe o se catna?

Esta claro que no pretendemos responder con absolutos a tales preguntas es estas columnas, pero sí queremos aclarar algunas cuestiones con las certezas que nos brindan los ejemplos que aquí presentamos.

En principio, y en relación con la primera pregunta, podemos afirmar que toda poesía contiene una música propia basada en su totalidad y ritmo; es decir que posee una forma que contiene al verso y que le otorga significación, pues a través de esa musicalidad logra penetrar los sentidos del lector o del que escucha.

Con respecto a la segunda pregunta (si toda canción contiene poesía) contamos con innumerables ejemplos, tenemos que responder negativamente: por supuesto que no todas las canciones poseen letras que alcanzan un rango poético, pues la poesía tiene que tender a albergar en sí el tesoro de todolo real, el tesoro de todas las posibilidades que nuestra cultura contine y lamentablemente, muchas canciones que escuchamos a diario solo relatan anécdotas o planteos individuales que no pretenden para nada atisbar el tesoro cultural que nos rodea a través de la palabra, sino lo opuesto, tratan de subsumirlo, frivolizarlo o simplemente negarlo, transformando las posibilidades poéticas de una letra de canción en un simple relleno vacío de contenido.

Pero, por supuesto, y para demostrarlo estamos escribiendo, hay canciones que son todo lo contrario, es decir, contienen letras que son como plantas y raíces que nacen desde la tierra en ascenso hacia la belleza y el cielo, para dar cuenta del florecimiento humano en el éter y dar frutos, para que en ese movimiento podamos seguir contruyendo y haciendo cultura, es decir, ir contruyendo la patria.

Teniendo en cuenta estos dos planteos, estan claras las respuestas de por qué o quiénes los artistas escriben y los cantores cantan para "poner en consideración" y elevar hasta la palabra y la música lo no dicho, lo imposible de no ser pronunciado, lo proscripto y lo prohibido que aparece y que hasta entonces estaba escondido.

Como ejemplos de estas reflexiones publicamos tres poesías, dos de ellas transformadas en canción: una pensada desde su origen (para quién canto yo entonces de Charly Garcia) y la otra que no pretendía ese destino pero que lo tuvo a fuerza de musicalidad y sentido (cajita de música, escrita por el poeta Jorge Boccanera y grabada en 1982 por Litto Nebia y Alejandro del Pardo).

La poesía de Silvero Pagano, poeta de Moreno, con sus tonos y sonidos contenidos en sus letras y palabras, espera a ser cantada, por supuesto.

Mientras, nos contentamos con leerla y recitarla a viva voz, con las ganas y el deseo de que, de una manera o de otra, se tranforme en música y canción para poder ser entonada por una multitud sonriente.


           Juan Sartoretto 

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